GUILLERMO CANO IsAZA
TRABAJO PERIODÍSTICO
EL PÚBLICO HIZO TRIUNFAR AYER A COLOMBIA
Publicado por el diario El Espectador el 12 de diciembre de 1946El público barranquillero ganó —indirectamente— el partido de béisbol jugado ayer en la mañana entre los equipos de nuestra patria y de Puerto Rico. Los portorriqueños descontrolaron a los colombianos, quienes jugaron apáticos, desengañados y hasta nerviosos. El público hubo de imponerse, y sin descortesía, logró levantar el ánimo de los colombianos, quienes a la entrada del séptimo inning conectaron siete carreras -récord centroamericano y amateur de anotación en un solo inning- y lograron adquirir su segundo y muy meritorio triunfo. Partidos como el de ayer comprueban cuánto puede hacer a favor un público desfavorable.
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Los teatros de Barranquilla llevan ya seis días de estar vacios. Aquí ya no se habla de «llenos» sino para referirse a los estadios de béisbol, básquetbol o fútbol, cuando juega Colombia. Los dieciséis teatros barranquilleros desde que se iniciaron los Juegos del Caribe registran las más bajas entradas de su historia. Todos ellos se sostienen con un promedio escaso de cien personas. En las funciones nocturnas la entrada alcanza apenas a seis u ocho personas, mitad hombres y mitad mujeres Solo un teatro ha logrado un lleno en estos días deportivos de los Juegos del Caribe: el lujoso y bello Teatro Metro inaugurado anteanoche. Pero el lleno fue solamente el día del estreno. Ayer, ya su entrada era de cien personas, como la de todos los teatros.
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En otro lugar de esta sección deportiva aparece una información referente a los errores de organización y preparación de los juegos. Para complementarla anotaremos un hecho verídico que le ocurrió al robusto, medianamente alto y antipático señor Usano, director técnico y organización de los Juegos del Caribe, cuando durante una de las muchachas broncas que diariamente hay en las puertas de entrada del estadio de béisbol, el portero lo detuvo:
— Fijese -le dijo airado el señor Usano- que yo soy del comité organizador...
Y un guasón, uno de esos negros altos y fornidos, de dientes blancos y de hablar enrevesado, con mucha guasa -pues a él también lo habían trancado- le dijo:
— Pues usted sí que es un mal organizador…
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En Bogotá, lo mismo que en el resto del país, están convencidos de que en Barranquilla no hay alojamientos. Pues sí que los hay, y en abundancia. La ciudad está en capacidad de recibir hoy mismo en su seno a más de dos mil ciudadanos. Así, pues, todas aquellas personas que por temor de no encontrar alojamiento se hayan abstenido de venir a Barranquilla pueden hacerlo tranquilamente, sin necesidad de pensar en conseguir alojamientos en Cartagena - como absurdamente lo han hecho ya personas bogotanas, que deseando presenciar los juegos y temerosos de quedarse sin cama, resolvieron dormir en Cartagena y viajar todas las mañanas a Barranquilla…
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Otra prueba más de la desorganización de los juegos la da claramente el hecho de que se han expedido hasta la fecha más de diez mil pases de cumplimiento, entre delegados, periodistas y amigos de los organizadores. El hecho grave no está en haber dado diez mil pases de favor para los juegos; radica en que al comité organizador o los taquilleros o los jefes de contabilidad se les ha olvidado -tremendo olvido- retirar de los cupos de los estadios esas diez mil boletas...
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Durante el partido de fútbol jugado anoche, en las tribunas de sombra se presentó un altercado simpático, cuando una señorita, en grito ansioso y de terror, exclamó:
— García «Me muerde»...
La gente reunida alrededor de la muchacha creyó que un señor García la estaba irrespetando y se aglomeró alrededor de la guapa y trigueña muchacha... pero no había pasado nada... La costeña estaba simplemente animando con sus gritos al jugador colombiano García, alias «Me muerde».
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La protesta del público y de la prensa por el alza de los tiquetes de las «chivas» de siete a diez centavos está alcanzando un grado de mucha excitación. Sin embargo, los choferes se mantienen firmes en su posición, alegando que ellos son los únicos, o tal vez los únicos, que en Barranquilla no reciben prima olímpica, y que ellos se la dan por derecho cobrando esos tres centavos de recargo.
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La cuestión alimenticia en Barranquilla si está grave. La de alojamiento está solucionado. Pero las carnicerías no son suficientes a dar abasto a los pedidos. Los pollos, las gallinas y los pavos se agotan, y son traídos a altos precios de las poblaciones vecinas. Huevos no hay. Claro... han matado a todas las gallinas. El pan blanco está escaso. El negro —desgraciadaente— abunda. La papa se está trayendo en su mayoría del interior de la república. Y para colmo, anteayer, los carniceros resolvieron decretar una huelga, que gracias a la efectiva intervención del señor alcalde no se prolongó sino por unas pocas horas. De todas maneras, Barranquilla sigue viviendo una agitación inusitada, y tiene, como nunca, el aspecto de una gran ciudad cosmopolita.