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Los 70:
Periodismos posibles y periodistas perseguidos

El último gobierno del Frente Nacional, el crecimiento acelerado de las ciudades y la primera transmisión a color por televisión fueron algunos de los hitos de los 70. Iniciaba una nueva década y parecía ser un buen panorama para el periodismo. Los reporteros decidieron salir de las salas de redacción, recorrer el país y resistir a las imposiciones del Gobierno. Surgieron nuevos medios de comunicación y formatos periodísticos que dieron golpes de opinión y fueron más cercanos a la ciudadanía.

Pero el poder gubernamental buscó controlar la información o limitarla a las versiones oficiales que emitía. Bajo la excusa de otorgar seguridad y garantizar el avance del país, una medida gubernamental violó los derechos fundamentales y censuró, una vez más, a la prensa.

La década del 70 marcó el inicio de una violencia cíclica contra los reporteros, donde se registró el primer pico de asesinato de periodistas y primeros exilios, por razones vinculadas al oficio.

Vuelve la censura a la radio

1974

Una vez más, Radio Santa Fe, de Bogotá, tenía la orden de guardar silencio. La emisora fue una de las más afectadas durante el Frente Nacional, pues varios de sus programas fueron cancelados por los gobiernos de ese periodo. ¿La razón? Según el criterio de las autoridades, Radio Santa Fe infringía las normas establecidas en la época. La emisora informó y desmintió las versiones que motivaron a los trabajadores de los bancos a realizar una huelga.

Fundado en 1958, el radioperiódico Clarín, de Medellín, sufrió las mismas consecuencias. Su eslogan “Clarín dice lo que otros callan” reflejaba la esencia del medio: narrar hechos del día a día, denunciar actuaciones políticas y económicas que ninguna otra emisora divulgaba. Lo importante era informar a la ciudadanía sobre lo que ocurría, sin escatimar esfuerzos, fuentes o denuncias. El radioperiódico era uno de los más escuchados en la capital antioqueña, pero en 1974 fue censurado temporalmente por notificar sobre el secuestro de un empleado del sector industrial en Medellín.

Pieza creada por el equipo de la FLIP.

Alternativa, una nueva opción periodística

Bogotá, 18 de febrero de 1974

Inspirado en la investigación del Watergate que desencadenó en la renuncia de Richard Nixon, nació Alternativa, proyecto periodístico encabezado por Daniel Samper Pizano. La idea era ofrecer un nuevo periodismo político, cultural e investigativo que tuviera la posibilidad de examinar y confrontar al poder. La revista fue fundada por Gabriel García Márquez, Enrique Santos Calderón, Bernardo García, Jorge Villegas y Orlando Fals Borda.

Las observaciones, las sátiras y los contenidos punzantes la llevaron a convertirse en objetivo político nacional. Los colaboradores e integrantes de Alternativa también fueron intimidados por el F-2.

La Revista Alternativa fue una renovación para el periodismo colombiano, permitió que la opinión y el lenguaje estuviera más cerca de la gente, sobre todo, de quienes se encontraban excluidos y al margen de los marcos del bipartdismo nacional.

Dominio de frecuencias o canales radiales

6 de noviembre de 1975

En medio de la censura a la radio, el presidente Alfonso López Michelsen expidió el decreto 2398 del 6 de noviembre de 1975, que le otorgó al Ministerio de Comunicaciones la facultad de recobrar transitoriamente para el Estado, el dominio de frecuencias o canales de radiodifusión utilizadas por particulares, con tal de contrarrestar cualquier situación de conmoción interna.

La decisión atentó la libertad de prensa en la medida que el Gobierno también pudo decidir en qué momento devolvía a los particulares los derechos sobre las frecuencias o canales de radiodifusión.

Atentados contra Revista Alternativa

Bogotá, 11 de noviembre y 5 de diciembre de 1975

En la madrugada del martes 11 de noviembre explotó una bomba en la sede de la Revista Alternativa en Bogotá. El atentado no dejó víctimas fatales y se realizó una hora después de que los empleados terminaran sus labores.

Luego del ataque, la revista anunció que estaba en pie de lucha. La edición se tituló ¡No callarán la verdad! e incluyó un artículo llamado “Blanco es, gallina lo pone”, en el que se anotó: “Ha sido calificado en forma unánime como burdo intento por silenciar la labor que se viene desde estas páginas en defensa de los intereses de las clases explotadas. (…) El atentado contra esta revista es un atentado claramente político”.

Sin dejar pasar un mes del atentado pusieron una bomba en la casa de Enrique Santos, director del medio. “Aún recuerdo, justo antes de bajarme del carro, el destello de luz seguido del estallido ensordecedor. Luego, humo, olor a pólvora, la puerta del garaje destrozada, las ventanas del Volkswagen astilladas, el triciclo de mi hijo Julián en tres pedazos”, dijo Santos en un libro que editó sobre Alternativa.

Fotografía del archivo de El Tiempo del 6 de diciembre de 1975.

Atentado contra Voz Proletaria

Bogotá, octubre de 1975

La Revista Alternativa registró el suceso contra el semanario e informó sobre una balacera el 1 de octubre por la noche. Antes, el 27 de septiembre de 1975, estallaron dos bombas en Bogotá: una frente a la Embajada de la Unión Soviética y otra en la Cinemateca Distrital, mientras se proyectaba un festival de cine cubano.

El ataque de tintes ideológicos fue tan solo una muestra de la persecución que recibió el semanario durante la década.

Fotografía del archivo de Voz Proletaria del 09 de octubre de 1975.

Unidad investigativa de El Tiempo

Daniel Samper Pizano, Alberto Donadío y Gerardo Reyes fueron precursores de la Unidad Investigativa de El Tiempo. La apuesta permitía un oficio más riguroso y cercano a la ciudadanía, que explorara lo se quería ocultar, fuera independiente del poder gubernamental y revelara información de interés público. La corrupción, los abusos contra los consumidores y los atentados al medio ambiente fueron algunos de sus hallazgos.

El trabajo de esta Unidad le valió reconocimientos periodísticos a su labor de investigación como el premio nacional Simón Bolívar de 1978 por “El saqueo a la fauna colombiana”, que fue posterior a “Los papeles del Senado”. Estas investigaciones no solo hicieron visibles estructuras subterráneas sino que fueron referente para que otros medios abrieran unidades investigativas.

El periodismo no tumbó a ningún presidente pero hizo temblar a los poderosos.

En esta década fueron asesinados seis periodistas por razones vinculadas a su oficio. Cinco de ellos en 1979.

Carlos Ramírez París, Silvio Emilio Quiñónez, César Augusto López Arias,

Carlos Ernesto Castillo Monterrosa,
Uriel Ríos Tamayo y Álvaro Soto Pineda.